Nota de comprensión
Las imágenes que comparto acá mezclan cosas reales, cosas intervenidas y cosas generadas. Algunas nacen de fotos que saqué yo. Otras son reinterpretaciones de escenas, objetos o personas que existieron… pero no así. Todo pasa por un filtro visual con intención, aunque parezca caótico.
En muchas de estas fotos participan amigos, amigas, gente cercana y personas que me crucé por ahí y tuvieron la buena onda de sumarse. Algunos aceptaron posar, otros simplemente estaban en el momento justo. Sin esa generosidad, muchas de estas imágenes no existirían.
No es algo nuevo para mí. Antes lo hacía con Photoshop, collages o cámara en mano. Hoy sumo herramientas como Photoshop, Lightroom, DaVinci Resolve, Canva y a veces IA. Pero no hay botón mágico: cada imagen está pensada, corregida y elegida a conciencia.
Detrás de cada pieza hay decisiones, prueba y error, y una búsqueda que no termina. Nada está subido porque sí.
Cuando uso fotos de personas reales —sobre todo retratos— siempre pido permiso antes de compartir. Respeto la identidad y la privacidad como parte del arte. Porque mostrar no es lo mismo que exponer.
No todo lo que ves acá es “real” en el sentido clásico. Y tampoco es pura invención. Está en el medio. Y ahí, en ese espacio híbrido, es donde más me interesa crear: donde la emoción supera al dato, y lo falso también puede dejar huella.
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